Las fábulas de Esopo me fueron contadas muchas veces por mi abuelo. Siempre me llamó la atención su composición breve, pero mensaje contundente contra los vicios del género humano. En la mayoría de los casos, los protagonistas son animales u objetos humanizados y resultan recurrentes las malevolencias del lobo, las intrigas del zorro o la superioridad de Zeus. Siempre encierran una enseñanza moral, trasladan un consejo o marcan una pauta en la conducta de los hombres.